Los paisajes verdes que rodean la carretera que conduce de Bogotá a Tunja parecen sacados de la mezcla de colores de la paleta de un pintor. Estas tierras fértiles en las que abundan valles y montañas de ondulaciones suaves cobijan a la capital del departamento de Boyacá.
Lo cierto es que a Tunja la envuelve una bruma mística en un clima agradable que encanta a los visitantes. Para los amantes del turismo religioso, en la capital de Boyacá, se encuentran catorce grandes iglesias que son verdaderas joyas arquitectónicas de la colonia; templos católicos de singular belleza.